En las últimas décadas se ha producido un aumento en el número de personas que padecen obesidad debido al estilo de vida, principalmente entre aquellas personas que viven en sociedades donde predomina el estilo de la llamada cultura occidental. Se entiende por obesidad a la acumulación de grasas en forma de tejido adiposo en algunas partes del cuerpo humano propensas a ello, por el desajuste que se produce entre la ingesta de calorías y el gasto energético que realiza el organismo. Esta enfermedad tiene diversas causas, la más popular es la ingesta de cantidades excesivas de alimentos ricos en calorías, pero también existen factores genéticos o desórdenes endocrinos y neurológicos que causan obesidad, entre otras condiciones pueden facilitar el aumento de la cantidad de grasa corporal como es llevar una vida sedentaria.
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Diversas enfermedades como aquellas producidas por desequilibrios hormonales, están asociadas a la obesidad en edades tempranas. Padecer obesidad conlleva a las personas a tener un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, problemas ortopédicos o desórdenes metabólicos. Las investigaciones apuntan a la prevención de la obesidad desde el nacimiento, por ejemplo con la práctica de la lactancia materna o incluso antes de este, siendo la madre gestante la primera que debe cuidar sus hábitos alimenticios y prácticas perjudiciales como el hecho de fumar, durante la gestación.
Por la alta prevalencia de la obesidad y todas las consecuencias que trae para los individuos y la sociedad en general, se realizan numerosas investigaciones para su prevención y para el desarrollo de fármacos con los que tratarla.
La leptina es la llamada hormona de la saciedad, pues junto con otras sustancias, como la serotonina, regula la cantidad de alimentos que debe comer una persona para sentirse que ha saciado su apetito. Esta hormona es segregada principalmente por las células que conforman el tejido adiposo, donde se acumula la grasa causante de la obesidad y se ha estudiado la relación entre los niveles de esta molécula y las causas de la obesidad. Aunque los niveles de leptina son más elevados en los individuos obesos, se han realizado estudios de la relación de la concentración de leptina en el plasma con otras enfermedades como la diabetes o la fibrosis hepática. Es una sustancia utilizada en investigaciones de la obesidad y a otras enfermedades.
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El Kit Elisa de leptina de rata con formato sandwich incluye dos anticuerpos que permiten la medición de leptina proveniente de rata. Un anticuerpo específico para leptina de rata y un anticuerpo de conejo encargado de formar el complejo con el antígeno correspondiente que hace posible la medición de una señal proporcional a la cantidad de leptina presente en la muestra.
Este péptido se ha estudiado por su capacidad de aumentar el apetito, comprobándose que es uno de los reguladores del estado de vigilia y sueño en los mamíferos. Altas concentraciones de orexina A promueven el estado de vigilia y como consecuencia existe una demanda energética mayor, por lo que se incrementa la ingesta calórica. La administración de orexina A en ratones promueve la realización de ejercicio físico por parte de los roedores, y los mecanismos a nivel del hipotálamo que provocan esta reacción aún se encuentran en estudio. Por lo tanto, la orexina A es una de las moléculas diana en las investigaciones sobre la prevención y el tratamiento de la obesidad. En estos estudios se analizan las consecuencias de la obesidad en la plasticidad neuronal, que pueden ocasionar una disminución de la síntesis de orexina o cambios en los receptores de las mismas, para comprender realmente el rol de este neuropéptido en la obesidad y la resistencia al desarrollo de esta enfermedad.
También Wako comercializa la orexina-B humana y de ratón, que aunque son usadas también en investigaciones sobre la obesidad, se considera que no tienen un papel tan importante como la orexina A.
La beta endorfina es uno de los péptidos de la familia de los opioides, y que se encuentra en niveles por encima de los considerados normales en las personas obesas, de aquí su importancia en las investigaciones que se llevan a cabo sobre esta enfermedad. Como el resto los péptidos opioides, la beta endorfina endógena participa en procesos metabólicos relacionados con el almacenamiento de energía y está ligada a los desórdenes que pueden aparecer en el sistema inmune, además de actuar como neurotransmisor. Esta sustancia se deriva del polipétido pro-opiomelanocortina, que al ser escindido en diversos lugares de la cadena origina todos los péptidos de esta familia. Diversos problemas genéticos pueden traer alteraciones en las neuronas encargadas de producir la pro-opiomelanocortina y estos se relacionan con la cantidad de endorfina encontrada en la glándula pituitaria y en el plasma sanguíneo.
El péptido neuromedina S es un análogo estructural de la neuromedina U. En realidad se conoce como neuromedina U a los péptidos de diferente longitud de cadena que conservan una serie de aminoácidos que se ha mantenido inalterable en los vertebrados en toda la cadena evolutiva y que tienen en los invertebrados una estructura similar conocidos como piroquininas. Se conoce que el péptido neuromedina U participa en la homeostasis energética, produciendo una reducción en el consumo de alimentos en ratas, además en humanos se han encontrado mutaciones en los receptores de este péptido que provocan obesidad. La neuromedina S también se ha comprobado que es un supresor de la ingesta de alimentos y actúa también como regulador del ritmo circadiano.
La obestatina es, junto con la grelina, una hormona que actúa como señalizador del apetito. La proporción en que se encuentran estas dos moléculas en el tracto gastrointestinal y en el plasma sanguíneo no presenta valores normales en las personas obesas. Se piensa que la obestatina actúa como antagonista de la grelina acetilada, que es la encargada de enviar la señal al cerebro para que se produzca la ingesta de comida. Por esta razón se intenta usar las propiedades de esta molécula en medicina para pacientes con mutaciones en los receptores de grelina u otros defectos que provoquen la pérdida del balance entre las calorías ingeridas y la energía que necesita el organismo.
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